Capítulo 2.- We’ve all got our boards later on we’re gonna catch the
waves.
Las semanas pasaban en Corringham y el
lagarto Lee, conocido por el resto de personas que no eran yo como Dougie, se
había convertido en mi mejor amigo. Nos sentábamos juntos en clase, íbamos al
instituto y volvíamos a casa juntos e incluso todos los lunes, aprovechando la
basura de comida de la cafetería, íbamos a la pizzería de las películas a pedir
un “Regreso al futuro”, como empezaba a ser costumbre. A cualquiera esto le
podría resultar monótono, pero para mí era perfecto. Me hacía sentir como en
casa.
A pesar de ello, apenas hablaba con Danny, y
le echaba de menos. Recordé la conversación que tuve con él días después de
llegar aquí.
*Flashback*
Estaba en mi habitación con los miles de
trabajos que tenía por hacer en mi mesa cuando el móvil sonó. Ya pensaba que
iba a ser el lagarto cuando miré quién era. Sonreí antes de cogerlo.
-¿Danny?
-Nat, ¿qué tal por ahí? Te echo de menos.
-Y yo a ti pecoso. No muy mal, tengo un
amigo.
-Habló aquí la pecosa.
Me hizo sonreír, aquello siempre era igual.
-¿Cómo está mamá?
-Te echa de menos. ¿Qué tal con papá?
-No le hablo, ni pienso hacerlo. No tenía que
haber hecho esto y lo sabe. No se lo perdonaré, quiero volver con vosotros.
-¿No habías dicho que tenías un amigo?
-Al lagarto quizá me le pueda llevar conmigo.
-¿Un lagarto es un amigo? ¿Te lo ha comprado
papá?
-Es un amigo, no una mascota, pero yo le
llamo lagarto.
-Te prometo una cosa. Cuando tenga una banda
y tenga mi casa te sacaré de allí, ¿entendido?
-¿El lagarto puede venir?
-Puede venir, ¿querrás hacerlo tú?
-Por supuesto- dije con una sonrisa.
*Fin Flashback*
Era viernes por la tarde y Dougie y yo íbamos
de camino a la pista de patinaje, cada uno con un skate bajo el brazo. El mío,
obviamente, era suyo. Yo no tenía ni idea sobre el skate, pero muchas tardes
había ido allí con él y al final le acabé pidiendo que me enseñara. Lo que Lee
aún no sabía era lo torpe que era yo. Le iba a costar su vida que me mantuviese
en pie.
De camino, pasamos por una tienda de mascotas
y Dougie me suplicó pasar. No fue precisamente para ver a los perros y los
gatos.
-Mira Kate, ¿no es la cosa más bonita que has
visto nunca?
Estaba prácticamente pegado al cristal de la
vitrina de un lagarto, mirándolo con adoración. No tenía mucha idea de
lagartos, así que no tenía ni idea de que lagarto era exactamente.
-Sí, sin duda es precioso. ¿Por qué no te lo
compras?
Se apartó de la vitrina, él ya había pensado
en eso. Miré el precio incluso antes de que lo mencionara.
-Son cien libras Kate, no tengo tanto.
-Siempre puedes pensar como mi hermano. Todo
lo que quiere hacer y no puede lo aplaza para cuando tenga el grupo.
-Inteligente tu hermano- dijo con una sonrisa
y nos encaminamos de nuevo hacia la pista, fuera de la tienda de animales.
-Si le conocieras no dirías lo mismo. Es más
tonto que tú, y ya es decir.
-¡Eh!- protestó, y yo sonreí.
-¿Cómo vas a llamar al lagarto cuando o
tengas? ¿Lee?
-Idiota… Lo llamaré Zukie.
-¿Zukie? Es… Tan raro como tú.
-O como tú, mi bicho raro con el pelo rojo.
-Ey, ¿desde cuándo soy un bicho raro?
-Desde que me conociste. Pero no te
preocupes, yo siempre digo que no soy raro, sólo guay a mi manera.
-Buena filosofía de vida lagarto.
Llegamos a la pista y primero le pedí que me
enseñara lo que él sabía hacer. Era bueno, se notaba. Yo no conseguiría eso ni
en mil años, no teniendo en cuenta lo torpe que era yo.
-Eres bueno lagarto.
-Gracias. La verdad es que ayuda no tener
tomates de por medio a los que poder aplastar.
-Tonto- dije sacándole la lengua.
-Venga, es tu turno- me dijo tendiéndome una
mano para que me levantase del suelo.
-Oh no, voy a hacer un ridículo espantoso.
-¿Desde cuándo te ha importado eso tomate?
Venga, levanta.
Finalmente cedí, agarré su mano y me
incorporé.
-Vas a necesitar paciencia lagarto, soy un
desastre.
-Bah, seguro que algo se puede hacer. ¿Qué
sabes?
-Nada, podemos empezar por mantenernos en
pie.
-Vaya, sí que eres mala. Lo intentaré.
Cogí mi skate y me subí en él Dougie hizo lo
mismo, sólo que yo parecía un pato con las dos piernas sobre el skate.
-¡Tachán! Ya sé mantenerme.
-Vale, intentémoslo en movimiento
Se bajó del skate y me dio la mano para no
caerme a la primera. Fui impulsándome con un pie hasta que cogí velocidad y
subí los dos. Dougie me soltó y cuando intenté frenar, me caí. Estuvimos hasta
que se hizo de noche intentando hacer progresos. Lo máximo que conseguimos fue
que no le cayera del skate en movimiento. Todo un logro que nos llevó toda la
tarde. Tras la tarde de entrenamiento volvimos a casa. Dougie siempre me
acompañaba a pesar de que ya, al fin, me había aprendido el camino. Yo era un
desastre y Dougie parecía que conseguía que lo fuera un poco menos.
-En unos meses serás una gran skater, estoy
seguro.
-Que confianza tienes. De todas formas, eres
un buen maestro.
-Tú eres una alumna pésima la verdad- le di
un codazo-. ¡Ay!
-Todavía queda algo pendiente.
-¿El qué?
-Quiero verte tocar el bajo.
-No creo que sea tan bueno como con el skate.
-Eso lo decido yo. Prométeme que lo harás.
-Lo prometo.
-¿Promesa de lagarto?
-Promesa de lagarto.
Sonreí. Llegamos a mi casa y me despedí del
lagarto con un beso en la mejilla.
Nada más entrar en aquello a lo que mi padre
llamaba hogar se me borró la sonrisa de la cara. No me gustaba estar allí, y él
lo sabía.
-Natalie, ¿ya vuelves?
Como siempre, no respondí. Fui a mi cuarto y
dejé mis cosas, incluido el skate que Dougie, finalmente, me había regalado.
Fui a la cocina por el simple hecho de que tenía hambre. Mi padre ya estaba
cocinando.
-He preparado una ensalada. ¿Te apetece?
Sólo asentí y cogí un trozo de pan de la
encimera.
-¿Puedo pedirte algo?- pregunté.
-¿Has decidido romper tu silencio conmigo?
-No creo que te guste la razón.
-¿Qué necesitas?
-Cien libras.
-¿Qué? ¿Para qué quieres cien libras?
-Déjalo, sabía que no podía contar contigo.
Casi me fui, pero su voz me detuvo.
-Sabes que es mucho dinero y…
-¿Tenías dinero para venir y comprar ésta
casa pero no para darme cien libras? Gracias, para algo que te pido…
-Primero, la casa es alquilada. Y segundo,
está bien, te lo daré, pero dime para que lo quieres.
-Quiero comprarle un regalo a un amigo.
Pronto es su cumpleaños.
-¿Tan caro es? Y… ¿tienes un amigo? No lo
sabía.
-Porque no sabes nada. Si lo supieras no me
habrías traído aquí. Si lo supieras sabrías lo mal que llevamos todo esto Danny
y yo-le solté. Decidí cambiar de tema antes de derrumbarme-. ¿Me vas a dar el
dinero o no?
-Sí, claro- dijo como aturdido. Sacó su
cartera y me dio las cien libras. Me las guardé y cogí dos piezas de fruta de
la nevera.
-No me apetece cenar ensalada- fue mi última
frase antes de abandonar la cocina.
Fui hacia lo que era mi habitación y me senté
en la cama con las piernas cruzadas. Cogí la manzana y le di un mordisco mientras
encendía mi iPod. Comenzó a sonar Hey Jude, mi canción favorita. Quizá eso me
subiese los ánimos.
La verdad es que había sido un día
productivo. Había aprendido a mantenerme en el skate gracias al lagarto, que me
había dicho el regalo perfecto para su cumpleaños y lo que es mejor, había
conseguido el dinero.
Sonreí y tras terminar mi cena me tumbé. Estaba
agotada y no tardé en dormirme.
¡Hola Galaxy Defenders! Hoy estoy intentando hacer cosas productivas así que me he dispuesto a copiaros un cap más de este fic ahora que todavía dispongo de tiempo.
Le quiero dedicar éste capítulo a @eeliiseenda , que hoy es su cumpleaños. ¡Muchísimas felicidades! (otra vez). Puedes considerar éste capítulo mi regalo :D
No pasa gran cosa como veis, pero quiero que vayáis viendo la relación entre Doug y Nat y así las cosas no son todas tan precipitadas. Aún así, espero que os guste.
Os pido perdón por si se me ha colado alguna palabra que no encaje o algún error, pero he tenido mi batalla personal con el teclado, que va cuando quiere. He hecho todo lo posible por que estuviese todo correcto aún así.
Bueno, por último, DEJAD COMENTARIOS, me hacen feliz, y ya sabéis si sois nuevos lectores avisadme a mi twitter @DearWeirdMaria y yo os avisaré cuando suba capítulo.
Capítulo 1.- We’re hanging out at the pizza place.
Ya sabía lo que me tocaba hoy,
primer día en un instituto nuevo. A pesar de mi encuentro con el lagarto Lee
ayer la verdad es que nunca había sido muy buena haciendo amigos y, a buen
seguro, sería la rara de todo el instituto, alguien de quién burlarse.
Me levanté y tras darme una
ducha, ponerme unos vaqueros azules, mi camiseta favorita de The Beatles y mis
vans, salí con mi padre camino a mi nuevo instituto. La verdad es que hablaba lo justo con él,
todavía no le había perdonado y tampoco había hablado con Danny.
Llegué y tras buscar en ese plano
tan absurdo la clase, me decidí a entrar. Unos chicos que me sacaban unas dos
cabezas se pusieron en ese momento en mi camino, obligándome a mirarles a la
cara para verles.
-Tú debes de ser la nueva.
Miré a mis alrededores como
buscando a otra chica nueva.
-Yo no veo a otra persona que
venga nueva a estas alturas de curso así que sí, supongo que soy yo.
-Mira, si hasta nos ha salido
graciosa.
-¿Cómo que os he salido? No me
conocéis de nada.
-Bueno, eso se puede arreglar. Y
como empezamos a conocernos…
-Ahí te equivocas.
-Bueno tigresa, tan sólo quería
decirte que quizá con otro estilismo…
-Mira, musculitos, voy como me da
la gana, no me apetece cambiar para gustarte. De hecho, no he venido a gustar a
nadie como tú.
Él miró hacia atrás. Pensé que
sería la profesora y miré yo también, pero mi sorpresa fue máxima cuando le vi.
No pude evitar sonreír.
-¿Qué haces aquí rubia?
Sabía que se lo decía a él, así
que no pude evitar cabrearme un poco, porque lo dijo con desprecio.
-No te metas con ella- dijo en
tono amenazador.
-¿La conoces? ¿Qué me vas a hacer
rubia?
-Pues…
Sabía que esto no era lo suyo y
aún así intentaba defenderme.
-Mira musculitos, me conoce mejor
que tú. No hace falta que te haga nada, no vale la pena desperdiciar tiempo en
alguien como tú.
Intenté abrirme paso pero era
como estatuas. Por suerte era bajita y podría colarme por el hueco de sus
brazos. No hizo falta, la profesora vino justo en ese momento y todos, menos
yo, cogieron asiento. La profesora me miró interrogante cuando me vio y yo le
di el papel que me dieron en secretaría.
-Bien… Chicos, tenemos una nueva
compañera. ¿Cuál es tu nombre?
-Natalie- respondí y por el
rabillo del ojo vi como Lee me miraba con desaprobación.
-Bien Natalie, puedes sentarte en
el fondo con el señorito Poynter, creo que es el único sitio que queda libre.
Asentí y fui a ocupar mi lugar
junto al lagarto al final de la clase. La verdad es que no hacía falta que me
lo dijera, pensaba hacerlo de todos modos.
-Hola lagarto Lee- le saludé
sonriendo.
-Hola tomate Kate- dijo sonriendo
también.
-Gracias por lo de antes- le
susurré.
-No ayudé nada. Te las debería de
dar yo, por defenderme.
-No podía permitir que insultaran
a mi lagarto.
-Eres la única que conozco que le
ha encarado.
-Lo aprendí de Danny- dije,
claramente nostálgica.
-Le echas de menos, ¿verdad?
Asentí y no volvimos a decir nada
más hasta la salida de clase. La verdad es que, por suerte, estaba en todas las
clases con él y eso me hizo sentirme mejor. Al menos tenía una cara conocida
por allí.
Salimos de clase tras un día
bastante aburrido. Técnicamente no habíamos comido casi nada porque, según Lee,
el lunes en la cafetería la comida era de lo peor. Estaba totalmente de
acuerdo.
-¿Ya sabes dónde vives?
-Sí, se lo pregunté a mi padre. Tengo
la dirección aquí apuntada- dije sacando mi móvil y enseñándole una nota con mi
dirección.
-Veo que tienes la dirección pero…
¿Sabrías llegar?
-¿La verdad?- asintió-. Pues no.
-Bueno, pues yo sí que sé, así
que, ¿qué te parece si te invito a una pizza y luego te acompaño a casa?
-¿Invitas? Entonces perfecto.
Sonrió y fuimos hacia una
pizzería. La verdad es que tenía hambre y si él invitaba mejor. Unas calles más
allá del instituto entramos en una pizzería no muy grande pero abarrotada de
gente. Por suerte éramos dos y quedaba una mesa pequeña al fondo del local en
la que nos acabamos sentando. Cogí la carta decidida para ver que comía, estaba
muerta de hambre. Los nombres de las pizzas tenían el nombre de películas y
debajo venían los ingredientes.
-¿Nombres de películas?- le
pregunté.
-Sí, es lo que me encanta de este
sitio. Bueno, eso y que las pizzas están de muerte. ¿Qué pasa? ¿No te gusta?
-¿Bromeas? Es genial, nunca había
estado en un sitio así antes.
Él sonrió y ahora me fijé en su
sonrisa. Era bonita. No porque tuviese unos dientes perfectos, que también,
sino por el hecho de sonreír, hacía que sus ojos parecieran casi invisibles
ocultados tras las arrugas que se formaban en sus ojos. Antes no me había dado
cuenta de eso.
Aparté la vista rápidamente y
volví a la carta. Había de todo, desde clásicos hasta películas más recientes.
Indiana Jones, Star Wars, Jurasick Park, Grease, Regreso al futuro e incluso
películas de Disney adornaban la carta.
-¿Tienes claro qué vas a pedir
Kate? ¿Quizá algo con tomate?- preguntó, y yo le saqué la lengua.
-¿Por qué no me recomiendas tú
algo Lee? ¿Tú comerás algo con pollo?- le pregunté y me sacó la lengua él.
-Se me olvidaba que sabes
defenderte.
-Ya sabes, nunca te metas con un
Jones, puedes salir mal parado.
-¿Es un dicho en tu familia?
-No, es mío- volvió a sonreír con
aquello-. Hablaba en serio.
-¿Con qué?
-Con lo de que me recomiendes
algo.
-Yo siempre me pide un “Regreso
al futuro”.
-¿Y eso que lleva?
-Al principio lo comí porque es
una película que me encanta, pero la verdad es que está rico. Se llama así
porque es como muy del futuro, es una hamburguesa de pizza.
-¿Hamburguesa de pizza?
-Pídelo, no te defraudará.
Finalmente Lee pidió dos “Regreso
al futuro” que vinieron a la mesa a los pocos minutos. La pizza en cuestión
eran dos masas de pizza más pequeñas que una pizza normal, con tomate, pollo,
huevo, queso, bacon… Todo lo que una hamburguesa tenía, troceado especialmente
para la pizza.
-Te tengo que enseñar a comer
esto.
-¿Se come de manera especial?
-Claro, lo primero que tienes que
hacer es echar mucho kétchup y mostaza.
-No me gusta la mostaza.
-Hazme caso- y eso hice.
Mientras, él continuaba-. Ahora pones una masa encima de la otra, con la masa
por fuera así. Lo coges con las dos manos y a comer.
La comida fue de lo más pringoso
que comí nunca, pero le tenía que reconocer al lagarto que estaba rico y la
verdad es que me lo pasé bien. Siempre lo hacía con él.
Tras la comida, Lee, como buen
caballero lagarto que era, me indicó el camino a casa.
-Y ahora giras a la derecha y, si
no estoy equivocado, ésta es tu casa.
-Eres un buen GPS Lee.
-Gracias Kate. ¿Te has quedado
con cómo llegar?
-¿La verdad? No, necesito recorrerlo
varias veces para aprenderlo. Me oriento fatal.
-Eso se puede arreglar, mañana te
traeré un plano cuando venga a buscarte por la mañana.
-¿Vas a venir a buscarme para ir
al instituto?
-Claro que lo haré, te perderías
si no lo hiciera, así que pasaré por aquí a las ocho.
-Vale, a las ocho- dije y sonreí.
-¿Te lo has pasado bien hoy?
-Muy bien.
-¿Ha sido un día menos horrible
que el de ayer?
-Sin duda, aunque la segunda
parte del de ayer no estuvo tan mal.
-Claro, es lo que tiene mi
compañía.
-Que vanidoso, ¿no?
-Soy Dougie Poynter, soy así.
-Te equivocas, eres Dougie Lee
Poynter.
-Creo que me llamas Lee porque no
sabes decir Dougie.
-Y tú me llamas Kate porque no
sabes decir Natalie.
-Sí que sé decirlo Natalie.
-Y yo también Dougie.
Ambos sonreímos a la vez. Para mí
él seguiría siendo el lagarto lee y yo para él el tomate Kate.
-Bueno, creo que me tengo que ir
ya, recuerda, mañana a las ocho.
-A las ocho, entendido.
Se despidió y yo entré en casa.
No hablé con mi padre, seguía con mi silencia hacia él. Por ahora, gracias al
lagarto, me sentía un poco menos sola por aquí.
¡Hola Galaxy Defenders! Bueno, os dije que intentaría subir esta semana otro y aquí estoy. No sé si podré subir más o éste será el último en mucho tiempo, pero tened paciencia, subiré lo más rápido que pueda.
Por los comentarios del prólogo veo que os gustó, así que espero que os guste este capítulo también y los que vienen.
Como siempre, dejadme comentarios para saber vuestra opinión, si algo no os gusta o lo que sea, estoy abierta a cualquier crítica. Al igual que dije ayer, si queréis que os avise cada vez que suba capítulo, ya sabéis, decidme algo tanto por un comentario como por mi twitter (@DearWeirdMaria).
Hasta la próxima entrega de este capítulo. Love ya <3
“Odio mi vida, definitivamente”, pensé.
Caminaba sola por una calle desconocida de Corringham, Essex, lo más lejos
posible de Bolton, donde acababa de dejar mi vida y a la mitad de mi familia. A
mi padre le habían destinado aquí al pedir el traslado tras una fuerte
discusión con mi madre. Habían decidido separarse. Era algo que tanto Danny
como yo sabíamos que pasaría algún día, pero teníamos esperanza de pasar todo
juntos. Lo que ni Danny ni yo sabíamos eran los planes de nuestro padre. Ni si
quiera me había dado tiempo a despedirme de ellos, mi padre me llevó en su
coche cuando dormía, sin decir nada. Podría decir que le odiaba por hacerme
esto, pero es mi padre, aún así, las cosas las debería haber hecho de otra
forma.
Mi paso era firme, sólo me concentraba en mis
pies pisando con fuerza el asfalto. Estaba perdida, lo sabía, claro que lo
sabía. De hecho, sabía que lo estaba desde que salí de casa, no conocía esto.
Sonó mi móvil. Era él, lo sabía. Lo ignoré y seguí caminando mientras “help” de
The Beatles salía de mi teléfono. Quizá sí necesitara ayuda, pero no ahora.
Casi sin darme cuenta me topé con una pista
de skate. Me di cuenta porque estaba dentro, y las pintadas en el interesante
suelo son más que evidentes. Decidí sentarme allí en el suelo con las piernas
cruzadas. Miré al frente, perdiendo la mirada en los skaters de fondo. Siempre
había bromeado a Danny sobre que él empezada con el skate, pero siempre decía
que no era lo suyo. A él le gustaba la música, como a mí, quizá por eso nos lleváramos
bien.
No estaba atenta, y mucho menos en el lugar
adecuado. Quizá fuese eso lo que provocase que alguien cayese encima de mí. Con
su caída ambos caemos al abismo del tubo de skate. Volví a la realidad,
cabreada por todo lo sucedido durante el día. Abrí los ojos. Unos ojos azul
verdoso se encontraban frente a los míos, mirándome.
-¿Quieres apartarte de mí?
-Claro- dijo, y se quitó de encima de mí.
Mientras se incorporaba pude observarlo
mejor. Tendría más o menos mi edad, unos quince años, rubio, con el pelo de
punta y delgado.
Me dio su mano para que yo también me incorporara.
La cogí y con su ayuda estuve de pie otra vez. Sacudí mi ropa y le miré con
mala cara.
-Podrías ir con más cuidado.
-Y tú podrías dejar de sentarte en medio de
la pista para que la gente no se caiga.
-Touché.
-¿Un mal día?
-Horrible. Teniendo en cuenta que estoy
perdida y alguien se me ha tirado encima.
-Caído- me corrigió.
-Como sea.
Comenzamos a andar. Bueno, él me seguía
mientras yo salía de allí.
-Te invito a un café- me suelta de repente.
-No me gusta el café.
-¿Qué te gusta?
-Nada, ¿por qué lo haces?
-Como has dicho, estás perdida, por lo que
supongo que eres nueva.
-Supones bien.
-Y veo que tienes ganas de hacer amigos.
-Pues la verdad es que…
-No lo digas, es tu día de suerte. Dougie Lee
Poynter está aquí dispuesto a ser tu amigo.
No entendí su primer nombre, me quedé sólo
con la última parte. No parecía mal chico y, pese a mi mal humor, seguía
dispuesto a ser mi amigo. Soy rara y no esperaba amistad de nadie, nunca la había
tenido al fin y al cabo, pero él también parece raro.
-Bien Lee, vayamos a tomar algo.
Sonrió y sus ojos se hicieron más pequeños
con aquello.
-Sabía que accederías, pero me llamo Dougie,
no Lee.
Entonces entendí bien su nombre, pero las
primeras impresiones son las que cuentan, dicen.
-Perdona, pero antes has dicho que te
llamabas Dougie Lee Poynter.
-Así es.
-Entonces Lee es tu nombre, te llamaré así.
-Eres imposible. Bueno, ¿qué quieres tomar?
-Chocolate.
-Bien, a mí tampoco me gusta el café.
Y sonreí yo. Era raro, pero tenía algo que me
hacía sentir bien.
-Por cierto, no sé tu nombre aún- me dice.
-Natalie.
-Completo.
Suspiré. Sabía lo que quería.
-Natalie Kate Jones.
-Ya es oficial. Encantado de conocerte Kate-
dijo tendiéndome su mano teatralmente. No pude evitar sonreír.
-Lo mismo digo Lee- le dije apretando su
mano.
Seguimos caminando hasta un Starbucks en el
pidió un frappuccino para mí de chocolate y para él de un sabor raro. Nos
sentamos en una de las mesas que había a tomarnos nuestras respectivas bebidas.
-Eres un poco raro, eh.
-En eso creo que me parezco a ti, pelo rojo.
Sonreí, sí, en uno de mis arrebatos me teñí
de rojo. Cambiaba mi color de pelo según mi estado de ánimo.
-¿Es por eso que quieres ser mi amigo, pollo?
-Si yo soy un pollo tú eres un tomate.
-Como quieras. Cuéntame algo de ti.
-Me gustan los lagartos, el skate y Blink
182. Te toca.
-Me gustan los gatos, tocar instrumentos y
The Beatles. Creo que te pega más lagarto ahora que lo pienso. Y Blink no está
mal.
-¿Bromeas? Son el mejor grupo del mundo.
-Te equivocas, The Beatles es el mejor.
-Tampoco están mal. ¿Qué tocas?
-La pandereta.
-¿En serio? ¿Me enseñas?
-Claro, cuando quieras.
-¿Y qué más? Has dicho instrumentos.
-Que preguntón eres, lagarto.
-Si quiero ser tu amigo tengo que serlo. Di.
-Toco la guitara, mi hermano Danny me enseña.
También toco el piano y un poco el bajo y la batería. Tengo mucho tiempo.
-Yo también toco el bajo, quiero formar un
grupo algún día, es mi sueño. Por cierto, ¿tienes un hermano? ¿Cómo se llama?
-¿Completo?- pregunté, y el asintió-. Daniel
Alan David Jones. Danny para los amigos.
-¿Cuántos años tiene?
-Uno más que yo, dieciséis.
Dougie siguió preguntando y yo respondí a
todo lo que me decía. A veces yo también preguntaba. La tarde se pasó divertida
a su lado, hablando de tonterías y conociendo un poco mejor al chico que se
había caído encima de mí. Cuando mi padre llamó lo cogí y decidí volver a casa.
Tras decirle donde estaba, volvió a por mi. En mi camino a mi nueva casa, mi
pensamiento era muy diferente al que tenía al salir de ella. Puede que
Corringhan no esté mal.
¡Hola Galaxy Defenders! Ayer acabé el otro fic y ya os dije que tenía otro preparado así que hoy que he visto un rato libre me he puesto a copiar y como resultado está el primer capítulo subido.
Es una historia distinta a la anterior en varios aspectos, ya os iréis dando cuenta a medida que los capítulos pasen.
No me quiero enrollar mucho, sólo deciros que si no habéis leído mi anterior historia, podéis empezar a leerme en ésta. Espero que muchos os animéis. Si queréis que os avise cuando suba capítulo porque habéis empezado a leer el fic, avisadme por twitter, (soy @DearWeirdMaría) y os lo diré encantada :D
Como siempre digo, los comentarios me hacen feliz, y si tenéis cuenta blogger y me queréis seguir pues yo feliz también.
No os aburro más. Hasta el próximo capítulo. Love ya <3
Antes de nada, como veis, es el último capítulo. Sé que he tardado mucho pero quería que quedase un final bien rematado, y espero que así haya sido. Os pongo ésta introducción para poneros la canción que da nombre a este fic. Creo que era lo correcto ponerla. Si queréis, podeís leer el capítulo con ella o simplemente escucharla cuando queráis, simplemente la pongo, vosotros decidís. Sin más dilación, os dejo con el capítulo:
Epílogo.- Another year over and we’re still together, it’s not always
easy, but i’m here forever.
Nervios, eso era lo que sentía, y como para
no tenerlos. Era el día. Dos años después del nacimiento de Joanna me casaba
con él, con Dougie, la persona que me había salvado del pozo en el que hubiese
caído tras la ruptura de Jerry, aquella persona que había pasado conmigo hasta
los peores momentos, ¿y no era eso, al fin y al cabo, el matrimonio? ¿No lo era
también el amor?
Parecía mentira que hace cuatro años le
hubiese conocido. Quizá no hubiese pasado por mi mejor momento, pero todo
parecía un poco mejor con él a mi lado. Quizá eso fue lo que me llevó a decirle
que sí hacía más de dos años, quizá fuese eso lo que me animaba a dar el
siguiente paso para bajar las escaleras de nuestra casa, porque sabía que él me
esperaba en el altar.
Bajé el último escalón y levanté la vista del
suelo para encontrarme con mis padres, que ya estaban llorando, como de
costumbre.
-¿Tan fea estoy? –bromeé.
-No digas tonterías, estás preciosa y punto-
dijo Miriam, que llevaba la cola de mi vestido para que no se manchase. Su vida
con Harry cada día iba mejor, eran muy felices juntos. Sabía que algún día
ellos darían el paso también.
-Lleva razón hija, es sólo que…
-Dejas de ser nuestras niñita.
Sonreí ligeramente. Todos fuimos de camino a
la limusina que nos llevaría a la iglesia. El tiempo cada vez pasaba más rápido
y mis nervios se aceleraban. En cuanto llegamos, mi padre cogió mi brazo y pusimos
rumbo al interior. Nada más aparecer, sonó la música y le vi, sonriendo.
Aquella era la sonrisa que me enamoró hacía tanto tiempo. Su sonrisa me
contagió, haciéndome sonreír también a mí. Nunca se me había hecho tan largo el
camino. Esos pocos metros que hubiese recorrido corriendo hasta lanzarme en sus
brazos parecían ahora una distancia insalvable. Danny, Tom y Harry estaban,
como no, a su lado. Mis damas de honor se encontraban en el lado en el que me
debía situar yo y Sam estaba con Joanna sentada en uno de los bancos de primera
fila.
Llegué a la altura de Dougie y mi padre le
tendió mi mano, que él agarró con delicadeza. La ceremonia pasó demasiado lenta
para ambos. Recitamos nuestros respectivos “sí quiero” y pasamos a ser marido y
mujer.
-Puede besar a la novia- dijo el cura y
Dougie no se lo pensó dos veces. Agarrando mis manos, juntó nuestros labios
dulcemente. Podía notar en sus labios que resistía el impulso de hacer ese beso
más largo y es que, en los ensayos para ese día, también nos advirtieron
aquello.
Nos separamos con una sonrisa mientras el
resto aplaudía. En la salida todo el mundo se abalanzaba sobre nosotros para
felicitarnos y, a pesar de ser una ceremonia sencilla, bueno, todo lo sencilla
que puede ser la boda de un famoso, había gente relacionada con McFly que no
terminaba de conocer.
-¡Enanos! Felicidades- Danny, cómo no.
-Gracias pecoso, ¿ningún chiste?
-Sabes que siempre tengo alguno. Ahora que
estáis casados para la salud y la enfermedad si no llegáis a los armarios
siempre podéis subiros uno encima del otro, a lo mejor así llegáis.
-Bonito concepto del matrimonio Jones- le
dije.
-Anda, quita idiota, tengo que felicitar a mi
mujer -Harry esta vez-. Conmigo nunca diste el paso, y te vas de mi lado pero…
Volveré y no podrás resis…
-Quiere decir que felicidades- le interrumpió
Miriam.
-Sí, eso era…
-Yo también quiero felicitar a mis polluelos,
que se me van del nido- dijo Tom, apareciendo entre la multitud seguido por
Gio-. Felicidades- dijo con una sonrisa y un abrazo. Gio hizo lo mismo.
Después de las felicitaciones de la panda,
vinieron nuestros padres y con mi madre esta vez estaba Joanna, a la que llevaba
sin ver tanto tiempo como a Dougie. Se la cogí de los brazos a mi madre y la
abracé con fuerza.
-Te he echado de menos pequeña, ¿y tú?
-Muto. Mami y papi apos.
-Sí, mami está preciosa, y tú también- dijo
Dougie esta vez cogiéndola. ¿Se ha portado bien la abuela Sam?
Joanna asintió y mi madre se la volvió a
llevar para que nosotros montáramos en el coche que nos llevaría al banquete.
-Sé lo que estás pensando- me dijo de
repente.
-Sorpréndeme señor Poynter.
-Te agobia tanta gente y ser la protagonista del
día.
-Me conoces ya demasiado bien- sonreí.
-Pues tengo que decirla, señora Poynter...
-¿Señora Poynter?
-Claro, ahora ya es oficial. Llevaba mucho
tiempo queriendo hacerlo oficial. El caso, que me debes un baile.
-¿Bailar?
-Somos los novios, todo el mundo quiere que
mostremos nuestras dotes de bailarines. Aunque si quieres, estamos a tiempo de
huir. Ya no tengo miedo, estás oficialmente ligada a mí- susurró esto último
contra mi oído.
-Huir me parece una gran idea. Podríamos
cambiarnos la ropa con Harry y Miriam y que bailen ellos. Se les da mejor que a
nosotros.
-No creo que a Harry le entre mi ropa. Ya
sabes, Harry es un saco de músculos y yo…
-Tú eres perfecto. ¿Sabes? No a todos nos
gusta un cuerpo de atleta.
-Bueno, en el caso de que lo quisieras siempre
puedes pedirme el divorcio.
-¿De verdad quieres tener una discusión sobre
esto nada más casarnos? Porque yo creo que no quieres entrar en el tema de que
te quiero a ti y no a otro.
-Bueno, si me sigues diciendo que me quieres
no me importa. Por cierto, llevo todo el día queriendo hacer esto- dijo,
cogiendo mi cara con una de sus manos. Acercó sus labios a los míos y me besó
de la forma menos delicada posible. Yo le seguí hasta que a ninguno de los dos
nos quedó suficiente aire. Jadeamos, cada uno contra los labios del otro, sin
separarnos demasiado.
-¿No podías esperar a esta noche?
-Ya sabes que no. Además, el beso de la iglesia
me ha sabido a poco.
Ambos sonreímos. No tardamos en llegar al
lugar donde se celebraría el banquete. Todos estaban ya allí, esperándonos.
Dougie y yo nos sentamos en la mesa nupcial, acompañados de nuestras
respectivas familias a cada lado. A pesar de que el resto de miembros de McFly
formaban parte de nuestra familia, ellos ocupaban una de las mesas redondas que
llenaban el resto de la sala con el resto de nuestros amigos. Joanna estaba con
nosotros en nuestra mesa, a mi lado. A su lado estaba mi madre, que fue muy
insistente con que quería darla de comer ella.
Era nuestro día, de Dougie y mío, pero todos
sabían que no nos gustaba ser el centro de atención, aunque fuese rodeados de
nuestros amigos y familia. Después de la comida, Dougie tenía que hacer un
discurso, era lo que se esperaba del novio. Sólo yo podía ver el temblor de sus
manos bajo la mesa. Sus dedos martilleaban sobre sus rodillas. Cogí su mano y
la apreté con fuerza, intentando darle ánimos.
-Sabes que no es necesario que lo hagas.
-Me ha costado meses crear algo decente, si
ahora no doy mi discurso será un desperdicio.
Dougie había pasado meses con un cuaderno en
el regazo, escribiendo tachando y tirando hojas a la papelera. Me había entrado
curiosidad sobre el contenido, pero me había resistido a abrir las bolas que se
acumulaban dentro y fuera de la papelera.
Todavía comíamos cuando Tom se levantó y dio
unos golpes en su copa, llamando la atención de todos los presentes. Harry y
Danny se levantaron con él y se dirigieron al atril que había al lado de la
mesa. Entre los tres dieron un discurso sobre nuestras vidas y el transcurso de
nuestra relación. Los momentos más difíciles no fueron omitidos, pero sólo
nosotros podíamos saber a qué se referían. Danny se encargó de decir sus
tonterías particulares, aquellas que nos hacían sonreír a todos. Cuando
acabaron todos aplaudimos. Los chicos sonrieron y se sentaron de nuevo. Ahora
todos miraban a Dougie medio esperando que diera su discurso. Él carraspeó y se
levantó. No fue necesario pedir silencio, todos esperaban sus palabras.
-Sé que lo que se espera de todo novio es que
haga un discurso espectacular pero bueno, digamos que hablar en público no es
lo mío. Todos lo sabéis. Ashley sabe mejor que nadie la cantidad de bolas de
papel con discursos fallidos que han acabado en la basura- dijo, mirándome.
Había estado mirando a espacios vacíos hasta aquel momento, pero cuando
nuestras miradas se encontraron no la apartó-. La verdad es que no sé qué
decir, creo que mis compañeros de banda han sabido contar todo y ya no sé que
puedo decir yo. Sé que debo agradeceros a todos y cada uno de vosotros ser
parte de mi vida, pero hoy ninguno de vosotros estaría aquí celebrando esto sin
ella, sin Ashley. Todavía recuerdo el día que la vi por primera vez. Estábamos
todos en casa de Tom, acabábamos de desayunar y escuchamos pasos en la
escalera. Harry preguntó si tenía visita y Danny que si estaba buena. Yo ni si quiera
me paré a pensar en qué aspecto tendría la amiga de Tom, no quería pensar en
chicas, pero claro, Danny SIEMPRE, pensaba en chicas- todos soltaron una
carcajada-. Entonces apareció por la puerta, susurrando un buenos días casi
imperceptible para mí, mientras nos observaba detenidamente. Era la chica más
guapa que había visto y despertó mi curiosidad, por primera vez en mucho
tiempo. Yo no quería relaciones, no después de haber salido de una que había
acabado tan mal para mí, pero lo que no sospechaba es que ella quizá lo hubiese
pasado peor que yo. Recuerdo también que
Tom nos presentó, diciendo nuestro nombre y apellidos, como si así ella pudiese
reconocernos de algún modo. Pero Tom no mencionó su apellido, y yo pregunté por
él. Puede que no fuese importante, pero eso desencadenó nuestra primera
conversación sobre nuestros nombres completos. Puede que no fuesen más que un
par de frases, pero fue la primera de muchas conversaciones. No puedo decir que
fuese amor a primera vista, pero sí que puedo decir que enamorarse de Ashley
fue fácil porque es imposible no aprender a quererla. ¿Quién iba a decirme a mí
que acabaría casándome y teniendo a Joanna con aquella chica que un día decidió
darme clases de piano a cambio de clases de guitarra? A pesar de todo
pronóstico y de tener a Tom y Danny,
mejores guitarristas que yo, me eligió a mí. Y no sólo me eligió como profesor,
si no como compañero, aquel con quien compartiría el resto de su vida. Nunca
hubiese imaginado que alguien tan increíble como ella estaría compartiendo este
momento conmigo. Así que gracias Tom, por presentarnos. Gracias María y
Francisco por tener una hija tan maravillosa y gracias Ashley, por querer pasar
tu vida a mi lado.
Con esas palabras el discurso dio por concluido
y todo el mundo estalló en aplausos, lo que provocó que Dougie agachase la
cabeza tan rojo como el mantel de las meses de los invitados. Tras eso, volvió
a sentarse y yo le di un suave beso en los labios.
-Ha sido precioso. Creo que yo también te debo
de dar las gracias por querer pasar la vida a mi lado.
-No debes agradecerlo, pasarías ésta y mil
vidas más a tu lado.
Después de esto llegó el momento más temido
de todo el día para ambos. Ni si quiera el discurso podía superar aquello: el
baile. ¿Había algo que se nos diese peor en el mundo a Dougie y a mí que
bailar? Definitivamente no. Habíamos asistido a clases de baile sin
prácticamente éxito, así que acabaríamos haciendo lo de siempre: balancearnos
de un lado a otro.
Tras haber partido la tarta y que todo el
mundo se tomase su porción, el baile dio comienzo. Dougie y yo salimos a la
pista, nos pusimos en posición y la música comenzó. Al ritmo de “uno, dos, tres
y uno, dos tres” Dougie y yo, sin dejar de mirarnos los pies en ningún momento,
mostramos nuestras mejores dotes como bailarines. Yo me empecé a reír, con
Dougie siguiéndome. Nos dimos por vencidos rápidamente y comenzamos con nuestro
bamboleo de un sitio a otro. Todos rieron con nosotros. Harry decidió salir con
Miriam entonces para nuestro rescate o nuestra vergüenza, y tras su baile,
mucho más bonito que el nuestro, el resto de parejas se fueron uniendo.
-Lo hemos intentado, ¿no?- me preguntó Dougie
mientras nos balanceábamos.
-Intentado, nunca mejor dicho. Hubiese sido
mejor si hubiésemos podido dejar de mirarnos los pies.
-Estoy seguro, pero bueno, la parte positiva
es que ya ha pasado el mal rato, podemos fingir que bailamos el resto del
tiempo.
-Me parece estupendo.
-Oh vaya, no había contado con que eres la
novia- dijo al cabo de un rato, como dándose cuenta de un hecho importantísimo.
-¿De verdad? ¿Lo has intuido porque voy
vestida de blanco o ha sido porque eres tú el novio?- le pregunté con una
sonrisa.
-¿Vas vestida de blanco? No lo sabía- dijo,
como mirando por primera vez mi vestido, y yo me reí-. Quería decir que vas a
estar muy solicitada, todo el mundo va a querer robarte.
-¿Y a ti no?
-No creo.
-No estés tan seguro.
Para remarcar la teoría de mi ahora marido,
al finalizar la canción, Harry vino a nuestro lado.
-Doug, te voy a robar a tu mujer una canción.
Aunque si te pide el divorcio y se fuga conmigo porque soy mucho mejor bailarín
que tú, no es mi culpa- Doug puso una mueca.
-Mientras Harry te rapta- me dijo Miriam-. Te
quito a tu marido un rato.
-Ningún problema- dije con una sonrisa y
lancé un beso al aire a Dougie.
Tras mi baile con Harry, al igual que en la
boda de Tom, fui pasando de una pareja a otra. Todas me felicitaban y me
comentaban cosas de la boda o sobre Dougie. Me fijé en todas y cada una de las
personas con las que bailé, asegurándome que ninguna de ellas fuese Jerry. Una
de las veces, mientras bailaba con Tom, comprobé cómo Dougie bailaba con
Joanna, agarrando sus manitas e inclinándose a su altura. Sonreí y Tom miró en
la dirección que yo miraba.
-Es un buen padre.
-El mejor- dije orgullosa.
-Hey, yo también soy padre.
-Tú también estás en la lista de los mejores,
pero ya sabes, es Dougie.
-Y le quieres.
-Si no fuera así no estaría hoy aquí.
-Me alegro mucho por vosotros Ash. No conozco
a dos personas que se merecieran más que vosotros ser felices.
-Gracias. Sin ti sabes que esto no hubiese
sido posible.
-La verdad es que estoy orgulloso de haberos
presentado yo. Digo yo que eso me otorga algún derecho.
-Sí, el de mejor amigo del mundo.
Ambos sonreímos y, tras un par de parejas
más, volví a estar con Dougie.
-Hola, cariño, te he echado de menos.
-Y yo- le sonreí-. Te he visto bailar con
Joanna. Bailas mejor con ella que conmigo.
-Si quieres bailo contigo de puntillas, pero
te mancharás tu vestido. Aunque bueno, hay un paso que a Joanna la ha
encantado- dijo elevando nuestros brazos y comenzando a darme vueltas y
vueltas. Cuando paró estaba ligeramente mareada así que tuve que apoyarme en él
para no caer. Las cosas me daban vueltas. Sabía que aquellos giros no habían
sido buenos.
-Parece que a ti no te gusta tanto como a
Joanna. ¿Estás bien?
-Sí, sí, tranquilo. Es sólo que me encuentro
un poco mal.
-¿Quieres sentarte? ¿Una pastilla? Seguro que
alguien tiene algo.
-Dougie, tranquilo, ¿vale? Estoy bien- le
aseguré, pero pareció no quedarse tranquilo.
-Me has dicho que te encuentras un poco mal,
eso no es estar bien.
Suspiré. Siempre tan atento.
-Tengo algo que contarte- dije finalmente. Me
miró expectante-. No quería decírtelo aquí, pero sé que si no te lo digo no vas
a parar en lo que queda de boda- aguardé un momento antes de seguir-. Estoy
embarazada.
Me miró con los ojos como platos, parándose de
golpe, aún con las manos sobre mi cintura.
-¿O-otra vez? ¿Pero c-cómo?
-¿Me preguntas a mí? Fuiste tú el que no te
pusiste el condón.
Pasada la sorpresa inicial, sonrió y me besó.
-Bueno, ya somos padres, no creo que sea tan
difícil cuidar a otro bebé.
-No si seguimos juntos.
-¿No te basta que ya estemos oficialmente
casados?
-Es todo lo que necesito. Pasar el resto de
mi vida junto a ti.
Y me volvió a besar, allí en medio de todos nuestros
amigos, en nuestra boda. Ambos disfrutamos de lo que nos quedaba de día,
sabiendo que estaríamos juntos muchos años más. Ni si quiera los malos
recuerdos del pasado nos podían amargar aquello.
Y mientras tanto, amores pasados, en otro
lugar de Reino Unido, se enteraban de que daban igual los obstáculos, el amor
había vencido. Sabíamos que aquel amor era verdadero, porque el corazón nunca
miente.
FIN
¡Galaxy Defenders lectores de este fic, hola de nuevo! Ya se acabó, este fic tan tremendamente largo ha dado a su fin y yo no sé muy bien que decir. He tardado muchísimo en subirlo, lo sé, como he puesto antes, era para que acabase bien (iba a decir perfecto pero sé que no es perfecto), pero en parte es porque me resistía mucho a abandonar este fic. Pero no he podido ni he querido alargarlo más, todo llega a su fin y hoy ha sido el final de este fic. Espero que os haya gustado a todos el fic en general y éste capítulo en particular.
Os doy las gracias a todos los lectores de este fic por estar ahí, leerme y comentar los capítulos, ya sabéis que significa mucho para mi. He conocido a mucha gente maravillosa que es gran parte de mi vida gracias a este fic, y eso nunca lo olvidaré. Querría mencionaros a todos, que sé que no sois muchos pero para mí ha sido suficiente, pero a pesar de que no sois una multitud siento que me voy a dejar a alguien en el tintero, así que con esto os abarco a todos los que alguna vez os pasasteis por mi blog. MIL GRACIAS, POR LEER, EN SERIO.
Después de los agradecimientos, quería deciros que aunque este fic a acabado, no es el final, y es que... Tengo otro preparado. Si leéis las parrafadas que pongo tras cada capítulo lo sabréis. Intentaré subirlo esta semana, el prólogo al menos, pero no garantizo nada porque he empezado segundo de bachillerato y eso significa que no voy a tener mucho tiempo para dedicar a nada que no sea estudiar. Espero que los que habéis leído este fic me acompañéis también en el nuevo, y aquellos que no lo hayáis hecho, os animéis a leerlo.
Sin más dilación, @DearWeirdMaria, tras esta parrafada de capítulo y de comentario, se despide hasta un nuevo comienzo. Defended la Galaxia, los McGuys nos necesitan. Se os quiere <3
Dougie y yo no habíamos
preparado nada de la boda a estas alturas. El embarazo antes, y Joanna ahora,
comían nuestro tiempo. A penas ateníamos momentos de soledad, ya que Joanna
estaba siempre con nosotros. Éramos jóvenes, pero no éramos unos críos, ya
sabíamos de sobra que aquello pasaría. Cuando yo iba trabajar, Dougie se
quedaba con la niña, pero las cosas cambiarían cuando tuviera que irse por una
larga temporada. De momento se iban durante periodos cortos y Gio se encargaba
de los dos bebés, o incluso Sam o Jazzie.
Mi madre había viajado especialmente
para conocer a la pequeña y estaba pensando en volver a mudarse a Londres. Nuestra
familia estaba encantada con el tema de la niña.
Hoy era el cumpleaños de Marty,
que cumplía su primer año y por eso Tom y Gio organizaban una fiesta. Joanna
mientras tanto tenía ya siete meses, y era una niña preciosa con el pelo rubio
y los ojos azul verdoso, como su padre.
Estábamos en el centro comercial
comprando algo para comer y de paso, comprar el regalo de Marty. Joanna iba en
el asiento del carrito que llevaba Dougie. Nos paramos en la parte de los
juguetes buscando algo para Marty, al que su padre había puesto todas las
películas de Disney y era tan fan como él. Encontré un Buzz Lightyear y un
Woody. Me di la vuelta para enseñárselos a Dougie cuando vi que Joanna movía
las manos en dirección a un unicornio de peluche casi tan grande como ella,
mientras miraba a Dougie directamente a los ojos como sólo ella hacía.
-Api- le dijo. Yo recordé
aquella primera vez que le dijo eso.
Estábamos recogiendo la mesa
después de comer y Joanna extendió los brazos hacia Dougie, mirándole como
hacía ahora. Al ver que Dougie no la hacía caso articuló su manera particular
de decir “papi”. Ambos nos quedamos mirándola asombrados y ella, comprobando
que Dougie no iba a cogerla, se refirió a mí diciendo “ami”.
-¿Lo quieres?- preguntó
señalándolo. Ella asintió moviendo las manos hacia el peluche-. Vale, papi te
lo compra- dijo dándoselo y ella sonrió.
-La consientes muchísimo- le
dije, y él se volvió a mí.
-Es mi princesita, deja que la
consienta un poco.
-¿Y yo que soy?
-Diría que eres mi reina pero
eso queda muy cutre y además, expresa poco lo que eres para mí. Joanna es mi
pequeña lagarta y tú eres mi lagarta.
-Pues suena un poco a insulto,
eh. Ya sabes, lagarta suele ser sinónimo de ladrona.
-Ya sabes que en mi caso no es
un insulto. No cuando adoro tanto a los lagartos.
-¿Entonces soy tan importante
para ti como tus lagartos?
-Bueno, casi.
-¿Casi?
-Vale, no, mucho más que eso-
susurró, acercándose a mí. Tras eso, iba a sonreír pero mis labios se vieron
inmediatamente ocupados por los suyos. Hacía tiempo que no me besaba así, y
menos en un lugar público. Joanna enseguida empezó a hacer ruido para que nos
apartáramos, interrumpiendo el momento. Me separé con un suspiro y, aún con los
muñecos en la mano, fui hacia la pequeña.
-Ya tienes tu unicornio, ¿qué
quieres?
-Está celosa.
-¿Tú también quieres besitos?
Entonces, Dougie y yo comenzamos
a darla besos en toda la casa. Ella se rió.
-¿Sabes? Creo que mejor cogemos
este Mickey de peluche gigante- dije cambiándolo por los otros dos muñecos.
-Creo que va a ser más para Tom
que para Marty.
-Puede ser, pero le va a
encantar.
Terminamos de hacer la compra y,
tras ir a casa y guardar todo, nos preparamos para ir a casa de Tom a comer. Yo
iba con Joanna en brazos, que no soltaba el unicornio, y Dougie llevaba el
peluche de Marty. En pocos minutos estábamos en casa de Tom, que nos abrió la
puerta con una sonrisa.
-¡Hola chicos! Pasad, Danny
todavía no ha llegado.
Pasamos y enseguida Harry vino a
mí, como siempre. Joanna extendió el bracito que le quedaba libre para que él
la cogiera. Yo se la pasé.
-¿Qué tal pequeña? ¿Te han
comprado un peluche nuevo?
-Dougie que la consiente un
montón.
Dougie vino a mi lado y cogió mi
mano.
-Todos la consentimos un montón,
es la pequeña de la McFamily.
Yo sonreí, la verdad es que
Joanna adoraba a Harry, y él a ella. Con Danny era distinto, él la hacía
llorar, aunque enseguida lo arreglaba con cualquier tontería, haciéndola
sonreír. Claro, era Danny, no podías esperar otra cosa de él.
En ese momento apareció Danny
con Geo y vino hacia nosotros. Joanna agarró su unicornio con fuerza mirando al
pecoso, no quería que se lo quitase. Danny estalló en una de sus sonoras
carcajadas.
-No te lo voy a quitar pequeña-
dijo pellizcando con suavidad una de sus mejillas-. ¿Y Marty?
-Ni idea, Gio creo que le está cambiando-
dijo Miriam-. Pero ya tenéis a Joanna para adorarla.
-Le encanta ser el centro de
atención.
Danny en ese momento le quitó a
Joanna el unicornio y ella se puso a llorar. Fue entonces cuando Danny la cogió
de los brazos de Harry con un brazo mientras que con el otro mantenía al
peluche apartado. Joanna empezó a pegarle con sus pequeños puñitos, llorando
cada vez más. Danny se reía escandalosamente, pero finalmente le dio el
unicornio. Joanna dejó de llorar, aunque seguía con sus pucheros mirando a
Danny. Él hacía lo mismo sin dejar de reírse. Ella extendió su brazo hacia
Dougie, que estaba a su lado. Danny la había cabreado. Dougie la cogió de los brazos
de Danny con cuidado.
-Ven aquí pequeña. Tío Danny es
tonto, ¿verdad? No te preocupes, es así con todo el mundo, pero papi está aquí.
A mí siempre me había
enternecido ver a Dougie y a Joanna así, pero Geo y Miriam los miraban con
adoración.
-La consentís mucho. Yo en cambio le enseño importantes lecciones
en esta vida.
-Claro, por eso te odia- dijo
Miriam.
-Me odia porque no la doy lo que
quiere.
-Tú se lo quitas.
-Como todo en esta vida.
-Vamos Dan, es demasiado pequeña
para entender eso todavía, deja que sea feliz.
Danny iba a formular una
respuesta pero en ese momento Gio y Tom bajaron con el cumpleañero y todos
fuimos a felicitarle. Habían preparado una comida tras la cual sacaron una
tarta con forma de Mickey y una vela con un uno. Todos cantamos el cumpleaños
feliz y luego hicimos que Marty soplara la vela. Tras eso, tocó abrir los
regalos, que a su padre, obviamente, le encantaron, porque era incluso más
infantil que su hijo.
Dejamos a los niños jugar
mientras nosotros veíamos “Regreso al futuro”, descubriendo que Tom se sabía
todos los diálogos. Nos quedamos allí, pasando un rato de grupo hasta la hora
de la cena. Marty y Joanna se quedaron dormidos entonces, así que decidimos
volver a casa. Dougie llevaba, arropada en su chaqueta, a Joanna, que estaba
dormida desde hacía unas horas. Yo caminaba pegada a él, agarrándole la cintura
con mis brazos.
-¿Te he dicho alguna vez lo
adorable que te pones cuando estás con Joanna?
-No, que va, nunca- dijo
ironizando, pero sonrió. Se lo había dicho como un millón de veces-. ¿Y yo te
he dicho alguna vez lo preciosa que estás?
-Nunca- respondí con la misma
ironía que usó él, y sonreí también.
-Quizá debería decírtelo más a
menudo. Me encanta que sonrías.
Volví a sonreír. No podía
evitarlo con él a mi lado. Llegamos a casa y nada más entrar por la puerta,
Joanna se despertó y comenzó a llorar.
-Tiene hambre- dije yendo hacia
la cocina a preparar el biberón. Dougie intentaba tranquilizarla mientras.
Cuando el biberón estuvo listo, Dougie se lo empezó a dar.
-¿Crees que hoy podrá dormir
toda la noche?
-¿La verdad? No, pero bueno,
mañana es domingo, podemos dormir todo el día si quieres.
Cuando se tomó todo el biberón
volvió a quedarse dormida. Mientras Dougie la llevaba a su habitación yo fui a
la nuestra, me quité los zapatos y volví al pasillo, mirando por la puerta como
Dougie dejaba a Joanna en la cuna y volvía
a mí con una sonrisa.
-¿Sabes? Hay algo que estoy
deseando hacer.
No me dejó preguntar el qué,
porque se lanzó a mis labios, besándome con urgencia, demasiada. Sabía lo que
quería, y yo también lo quería. Me estampó contra la parred del pasillo mientras
no parábamos de besarnos y acariciarnos por todas partes.
-Joanna duerme- dije en apenas
un susurro contra su oído, con la voz agitada-. ¿No querrás que se despierte?
-Llevas razón- dijo, cogiéndome
a peso para llevarme a nuestra habitación.
Me tumbó sobre la cama y se puso
sobre mí. Era indescriptible lo mucho que había echado de menos sus besos, aquella
forma en la que quitaba mi ropa, casi con desesperación. Sabía que él también
lo había echado de menos, se le notaba en cada uno de sus movimientos. Ambos
intentamos controlar los gemidos, ninguno quería despertar a Joanna y que
fastidiase ese momento, por lo que yo, en un intento por no ser ruidosa, mordí
el hombro de Dougie, que emitió un sonido ahogado.
Acabamos exhaustos y abrazados,
sintiendo el calor de nuestros cuerpos, pero no todo podía ser tan perfecto. El
aparatito idéntico al que teníamos en la habitación de Joanna comenzó a sonar,
llorando. Suspiré. Me iba a levantar, pero Dougie impidió mi movimiento con sus
brazos y con un beso en los labios.
-Ya voy yo, me toca a mí, ¿no?
Sonreí, viendo como se ponía sus
calzoncillos e iba hacia la habitación de Joanna. Me acordé de aquel primer día
en casa, cuando mencioné lo agotador que sería todo esto de la niña, y las
palabras de Dougie en aquel momento.
-Haremos turnos. Una noche tú y
otra yo.
-¿Cómo si fuésemos a hacer una
guardia para una misión?
-Veo que ha captado la idea
soldado. Hoy haré la guardia yo.
Y, despidiéndose como un soldado
se fue a calmarla. Con ese pensamiento me dormí con el cese del llanto antes de
sentir a Dougie a mi lado.
¡Hola Galaxy Defenders! ¿Qué tal hoy celebrando los 10 años de McFly? Yo, para celebrarlo, a parte de ponerme sus discos y fangilear en mi twitter, he decidido subir capítulo para todos los lectores de mi fic.
A parte de ser hoy el aniversario de McFly, gracias a este fic conocí a mis High Three, @CeliaGGH y @martaisnotatsix , así que chicas, este capítulo va por vosotras, porque hace un año que las dos estábais leyendo este fic.
Bueno, dejando esto aparte, es el PENÚLTIMO CAPÍTULO TCHANTCHANTCHAN. Esto se acaba, y ahora más que nunca, porque sólo queda un capítulo, que no tengo ni terminado, para que veáis lo raro que me resulta esto. Así que intentaré terminarlo con los días, iré pasando lo que tengo y quizá para finales de semana tengáis este fic terminado, pero don't worry, ya sabéis que soy muy pesada y tengo otro preparado.
Bueno, para concluir, os pido, como siempre COMENTARIOS, SON GRATIS, ME HACEN FELIZ, y blah, blah, blah. No os doy más la brasa, @DearWeirdMaria se despide. ¡FELIZ MCANIVERSARIO! Love ya <3
Los meses pasaban veloces ante mí sin darme
cuenta y esto, probablemente, fuera de la tremenda felicidad que sentía. Los
chicos estaban allí y, como Dougie había dicho, no tenían pensado irse. Esto
era por Dougie y por Tom, al que no le apetecía dejar a Gio y a Marty ahora.
El pequeño Marty iba camino de ser el niño
más mimado de todo Londres. Todos íba,ps a casa de Tom cada día para verle y la
verdad es que estaba todo el día de los brazos de uno a los de otro. Con tan
solo cuatro meses se había ganado el corazón de todos.
Me habían dado la baja en el trabajo hacía
más de un mes debido a mi avanzado estado y las numerosas falsas alarmas que ya
había empezado a ignorar. Dougie estaba muy atento a todo y no dejaba que
estuviera sola nunca.
Estábamos todos en casa de Tom. Gio y yo
jugábamos con Marty mientras los chicos se encontraban arriba discutiendo sobre
algo relacionado con el grupo. Yo estaba tirando una pelotita a Marty, que
estaba en el suelo con Gio, y la recogía riéndose. Dougie me había
prácticamente obligado a que permaneciera en el sofá reposando. Eso no impidió
que los dolores comenzaran. Eran mucho más intensos que las falsas alarmas pero
decidí aguantarlos. O al menos lo intenté. Se me debía de notar en la cara que
sufría.
-Ashley, ¿estás bien?
-Sí Gio, estoy… Bien. Es solo que se mueve
mucho- dije como pude, intentando poner una sonrisa.
-Ash, ¿estás segura de que es una falsa
alarma?
-No sé cómo puedo estar segura de eso- dije,
pero enseguida el dolor volvió y un líquido bajó por mis piernas.
-No es una falsa alarma- dijo señalándolo y
subió las escaleras de dos en dos para avisar al resto. Enseguida el Dougie más
preocupado que había visto nunca bajó, con Tom y Gio detrás.
-Ashley cariño, tranquila, ¿vale?- dijo
cogiendo mi mano y mirándome a los ojos. Yo asentí como pude mientras Tom salía
a toda prisa y Gio cogía a Marty.
-Tengo miedo- le susurré.
-Lo sé, yo también lo tengo- replicó y puso
una sonrisa nerviosa.
Gio estaba asomada a la puerta para ver
cuando Tom llegaba con el coche. En cuanto lo hizo, Dougie me cogió en volandas
con sumo cuidado y salimos de casa a toda prisa. La puerta trasera estaba
abierta y Dougie me depositó con cuidado. Después se dio la vuelta y se sentó a
mi lado, cogiendo mi mano.
-Dougie, coloca a Marty en la sillita- dijo
Gio tendiéndole al pequeño.
-Ven aquí campeón- dijo Dougie cogiendo al
pequeño con cuidado y abrochándole el cinturón-. Tía Ashley va a tener un bebé
así que no des mucha guerra- le susurró. Tras esto sacó su móvil del bolsillo
para llamar a los demás, supuse.
Estaba nervioso, se lo notaba. Yo intentaba
controlar la respiración y aguantar los dolores, que no cesaban.
-Harry, Ashley está de parto. Llama tú a
Danny, vamos al hospital.
Colgó y volvió a mirarme, intentando
distraerme para que no me centrase tanto en el dolor. Sabía que no le gustaba
verme sufrir.
-¿Ya tienes nombre por si es niño?- me
preguntó
Cuando tuvimos la oportunidad de saberlo
decidimos dejarlo en duda para cuando naciera. Ambos habíamos acordado
encargarnos él de los de niña y yo de los de niño. Asentí y él esperó mi
respuesta.
-Dougie no valía, ¿no?
-No, no valía, si tú no me dejabas Ashley-
suspiré, era un testarudo, pero era mi testarudo.
-Lee- supe que iba a replicar así que me
adelanté-. No es tu primer nombre, no dijiste nada del segundo.
-Dije el nombre completo así que no vale Lee.
-Vale, no es Lee. Tom.
-¿Tom?- pareció quedarse pensativo pero
comprendió que el causante de que le conociera era Tom, mi hijo tenía que
llamarse así.
-Ese está mejor. Aunque creo que al final
acabaremos confundiendo a los dos si es niño- sonreí ante aquello como pude,
porque el dolor no cesaba.
-¿Y tú de chica?- pregunté.
-Saturday, hoy es sábado.
-¿En serio Dougie? ¿Saturday?- el nombre me
recordó al grupo al que pertenecía su ex, Frankie, y me produjo escalofríos al
recordar todo lo ocurrido.
-Era broma, he escogido Joanna.
-Joanna, me gusta- dije con una sonrisa.
Llegamos al hospital y Dougie me sacó del
coche corriendo. Nada más llegar me pusieron en una silla de ruedas. Con Dougie
sin soltar mi mano ni un momento fuimos hacia la sala de partos en la cual me
prepararon y me pincharon, cosa que odiaba.
-Bien, empuje y respire- me dijo la doctora,
y eso hice yo.
Agarré la mano de Dougie con toda mi fuerza y
empujé, dejando mis fuerzas en ello. Esto se repitió un montón de veces más,
dejándome completamente exhausta. Ya no me quedaban fuerzas para más, pero el
bebé, según la enfermera, estaba saliendo.
-Venga, un último esfuerzo. Lo está haciendo
muy bien, la cabecita está saliendo.
Llevaba más de media hora intentándolo y no
podía más. Tras un descanso en el cual Dougie no paró de animarme, volví a
empujar. Al rato parecía que había avanzado.
-Ya está la cabeza, vamos, un último
esfuerzo.
Estaba muy cansada y mareada. Tenía la
sensación de que caería antes de tenerlo. Dejé mis últimas fuerzas, sacadas de
no sabía dónde, en aquel último empujón tras el que lo sentí fuera. La doctora
lo colocó en una toalla y le cortó el cordón umbilical.
-¡Es una niña! Enhorabuena – dijo la doctora.
-Joanna- susurramos Dougie y yo a la vez.
-Lo has hecho muy bien cariño, muy muy bien-
dijo y me dio un ligero beso en los labios.
No podía más, el mareo se iba apoderando de
mí, así que , antes incluso de tener a Joanna entre mis brazos, caí dormida.
Recuperé la consciencia al cabo de no sé
cuánto tiempo. Escuché un llanto de bebé. Podía haber sido Marty, pero yo sabía
que no era él.
-Vamos Dougie, cálmala - dijo alguien a quien
reconocí como Tom.
- No sé cómo hacerlo Tom.
-¿Sabes cuidar de tus lagartos y no de tu
propia hija?=
-No es lo mismo.
-A tus lagartos los coges y te los pones en
el pecho, ¿no? A ella la tienes que coger en brazos y acunarla. Pero no la
sueltes.
-Shh pequeña, calma…
Al poco rato supe que la niña se había
calmado y abrí los ojos, intentando adaptarme a aquella luz. Estaba en una
habitación de hospital y todos estaban allí, mirando a Dougie, que sostenía a
Joanna y la balanceaba.
-Es tan guapa como su madre
Yo sonreí ligeramente al verlos. La verdad es
que todavía no había visto a mi hija. Todos me miraron con su comentario y
descubrieron que estaba despierta. Dougie también lo hizo y sonrió al verme.
-Pensaba que no despertarías nunca- dijo
acercándose a mí con la niña.
-¿Cuánto he estado… inconsciente?
-Un par de horas. El médico dice que vas a
tener que descansar. Has hecho un gran esfuerzo, pero Joanna quería verte y
supongo que tú a ella.
Asentí. Dougie, con mucho cuidado depositó a
Joanna en mis brazos. La miré. Era preciosa, se parecía a mí, podía verlo, pero
también era muy parecida a Dougie y eso se notaba en aquellos ojos azul verdoso
de su padre con los que me miraba. Con una de sus manitas cogió un mechón de mi
pelo y empezó a retorcerlo.
-Es preciosa…
-Como tú, se parece mucho a ti.
-Y a ti, tiene tus ojos.
-¿Os digo en lo que se parece a vosotros? En
que es igual de enana.
-Jones, te arrepentirás de haberte metido con
mi pequeña. Creo que quieres otro cubo de agua.
-No gracias.
-Lo suponía, en el fondo lo que quieres es ser
el centro de atención.
-Si no, no se siente querido- dijo Tom.
-Por eso estoy con vosotros. Os eclipso,
reconocedlo.
Ignoré a Danny y volví a Joanna, que encajaba
perfectamente entre mis brazos, tan chiquitita y tan delicada.
Empezó a llorar y supe que lo que tenía era
hambre. La verdad, no me apetecía que unos salidos como Danny y Harry me vieran
darla de mamar.
-Creo que tiene hambre.
-Vale chicos, fuera todos. Dougie, tú puedes
quedarte- dijo Gio, quitándome el trabajo de echarlos de la sala de encima.
-Oh vamos, ahora que se va a ver una teta…
Geo le dio un manotazo a Danny por aquello.
-Claro, pero es mi teta. Yo decido a quién
quiero enseñársela.
-¿Y yo no estoy entre ellas?
-Por supuesto que no.
-Danny, fuera. Las tetas de mi futura esposa
las veo yo.
Sonreí a Dougie mientras intentaba calmar a
Joanna.
-Bueno, se va haciendo tarde, mejor nos
vamos. Os dejamos descansar y mañana volvemos- dijo Miriam con una sonrisa y
todos salieron menos Gio. La detuve antes de que saliera.
-Gio. ¿Cómo lo hago?
-Tan sólo acércala, ella ya sabe- sonrió y se
fue.
Yo la acerqué a mi pecho y ella comenzó a
mamar. Cuando estuvo llena se quedó dormida en mis brazos y yo sonreí al verla
tan tranquila.
-¿Ahora puedo yo? ¡Yo quiero mamar!
-Tonto…
Los ojos se me iban cerrando poco a poco por
el cansancio y Dougie, notándolo, me quitó a Joanna de los brazos para
depositarla en la cuna. Después se
acercó a mí, hizo que me tumbara y me arropó. Susurró un “descansa cariño” y me
besó la frente antes de que yo me quedase dormida.
¡Hola lagartos! ¿Qué tal va todo después del bombazo de la noticia del compromiso del pecoso?Yo, a día de hoy, todavía sigo sin creerme que el pecoso se vaya a casar, pero bueno eso es caso aparte. La noticia de la boda de Danny me dio ganas para copiar así que el viernes me puse pasar el capítulo, y hubieseis tenido capítulo el vieres si no hubiese sido tan lenta, pero bueno, Always better late than never.
Un día más vuelvo con, esta vez, el antepenúltimo capítulo de esta historia, es decir, quedan dos capítulos y esto se acaba (sí, soy muy pesada pero os hago una cuenta atrás con cada capítulo)
Sé que alguna estaba esperando ver ya a Doug con un bebé, así que aquí tenéis. El parto está contado desde mi experiencia viendo películas de embarazadas/románticas, así que si hay alguna semejanza con la vida real es pura coincidencia (?)
No tengo mucho más que decir, tan sólo que aún no tengo el epílogo terminado así que puede que ese capítulo tarde más en subirle (aunque no creo que sea mucho).
Antes de finalizar, quiero COMENTARIOS, que son GRATIS, Y LAS COSAS GRATIS MOLAN. Los leo y comento todos, ya sabéis. Sin más dilación @DearWeirdMaria se despide hasta el penúltimo capítulo de este fic. Love ya <3